Trabajar en salud desde los movimientos sociales y la participación

06.01.2017

El enfoque de la praxis psicosocial comunitaria en salud se instala como instrumento de investigación, planeamiento y monitoreo estratégico de las condiciones de salud y del impacto de las acciones y programas sanitarios Los momentos de un proceso dialéctico de construcción de conocimientos y prácticas de promoción y prevención de la salud se constituyen frente a la producción de necesidades de diferentes campos: procesos de trabajo, consumo , organizativos, cotidianidad, vida cultural y subjetividad y en relación a las condiciones de defensa y promoción de la salud, del trabajo y la vida cotidiana.

El concepto de participación social (PS) en salud está cargado de presupuestos ideológicos-técnicos generalmente no explicitados, que sin embargo orientan su uso. Al igual que otros conceptos la PS ha sido producida y aplicada por las ciencias sociales y posteriormente apropiada por las ciencias de la salud sin un análisis crítico del proceso de producción y aplicación previa, generando una distorsión en su significado (Menéndez, 1998: 65-66). La PS está ligada a procesos de transformación socio-política, a formas de organización social, a diseño de políticas públicas e implementación objetivos será empleada asume diferentes características, se presenta con diversos nombres según tendencias y movimientos políticos. Participación social, participación comunitaria, participación política, participación ciudadana, participación popular, etc. muchas veces son empleadas como sinónimos ocultando diferencias y convergencias en las delimitaciones conceptuales, no explicitadas, ni consensuadas.

La polisemia y el polifacetismo de la PS requieren asumir la "existencia de una triple historia en la construcción de saberes participativos (académica, política, técnica), que la ahistoricidad dominante tiende constantemente a anular" (Ibid: 67). A partir de la revisión de las definiciones sobre PS (Montero, 2004; Ugalde, 1999; Menéndez, 1999; Spinelli, 1999; Baró, 1998; OPS/OMS, 1992; Grodos y Bethume, 1988; Fals Borda, 1985), en el presente trabajo conceptualizamos la PS como el proceso general de intervención - cooperación de los sujetos y los colectivos en las relaciones sociales de producción-reproducción de la sociedad, que puede ser analizada en diversos niveles (singular-colectivo-estructural) y áreas. En este proceso general se distinguen: la participación comunitaria (Pco), la participación política (Ppol), participación ciudadana (Pci) y la participación popular (Ppop). La Pco es aquella participación que es promovida desde los programas a nivel gubernamental (incluyendo redes clientelares-asistenciales) y de organismos internacionales, así como aquellos programas formales vinculados a ONGs. Dicha participación está basada en la idea de cooperación de la población con la agencia efectora de programas. La Ppol es aquella que se expresa bajo una concepción política integrada a la cotidianeidad y puede estar centrada en tres ideas: de defensa y promoción de la civilidad, de transformación y/o de emancipación.

La primera se refiere al conjunto de aspectos que resisten la violencia extrema (condiciones de pauperización absoluta, condiciones de represión extrema, etc.). La segunda está centrada en la idea de transformación material de las estructuras de dominación. Y la tercera se relaciona con la exigencia de un máximo de libertad y un máximo de igualdad: la exigencia de "égaliberté". En la Ppop la centralidad del concepto reside en que las iniciativas de participación son promovidas desde las clases subalternas (movimientos sociales, políticos y/o reivindicativos autoconvocados), incluyendo procesos de empoderamiento que tienden hacia la autodeterminación y la autonomía de los colectivos.

La Pci está referida al reconocimiento y la defensa de los derechos, a la participación como ciudadanos en la lógica de las democracias formales representativas. Esta delimitación conceptual intenta aprehender las relaciones entre diversos actores de la sociedad civil (ONGs, movimientos sociales, organizaciones barriales, etc.) y el Estado. Los distintos tipos de participación no son excluyentes y en lo concreto se presentan muchas veces superpuestos o intersectados. Por su característica dinámica, la PS y sus diversas expresiones están atravesadas por procesos dialécticos que se dirimen entre polos tensionales.

Se enuncian algunas de las tensiones reconocidas:

  • Autonomía - heteronomía: este eje aparece vinculado a quién realiza las propuestas participativas, si son definidas externa o internamente respecto del colectivo participante, a la posibilidad de autogestión o heterogestión, a quién induce y/o direcciona la PS.
  • Integralidad - focalización: Se refiere a la amplitud de las propuestas participativas en relación al enfoque selectivo sobre problemáticas específicas o al abordaje desde una perspectiva integral de la vida cotidiana de los sujetos, los colectivos, la sociedad.
  • Empoderamiento - cooptación: remite a los objetivos de los procesos participativos, está estrechamente vinculado al eje autonomía-heteronomía y al sostenimiento de los conflictos por parte de los colectivos, al señalamiento de las contradicciones sociales y la creación de contrapoder, ubicando en el otro polo los mecanismos de integración de elementos críticos a través de la canalización o evitación de los conflictos sociales.
  • Crítica - conformismo: dicha tensión se vincula al posicionamiento colectivo en los procesos participativos, está relacionada con la posibilidad de intervenir en la toma de decisiones, en la definición de necesidades e intereses dentro del proceso manteniendo o no la propia posición a nivel colectivo.
  • Actores- Recursos: dicha tensión remite a la modalidad de participación subjetiva dentro del proceso. El polo actores evidencia una participación activa-creativa, mientras que el polo recursos refiere a una participación pasiva-objetal.
  • Singular - Colectivo: se refiere a los modos de negociación y toma de decisiones al interior de los colectivos (horizontalidad-verticalismo), así como a los rasgos de los liderazgos presentes (autoritarios, caudillistas, democráticos, etc.). En este eje también se expresan las posibilidades de implicancia y compromiso subjetivo a través de la asunción de responsabilidades dentro del proceso o la delegación.
  • Flujo-reflujo: este eje se refiere a los niveles de participación y a sus movimientos. Se relaciona con los niveles de visualización en la vida política societal y la regresión a niveles infrapolíticos de participación, así como con los procesos de empoderamiento-cooptación.
  • Espontaneidad-programación: remite a la génesis de la participación y al modo de generación e inclusión de cambios dentro del proceso.
  • Creatividad-burocratización: Se refiere a las formas organizativas dentro de los procesos (democracia directa o de base, sistemas delegativos-representativos, etc.), a su grado de innovación o reproducción de formas tradicionales.
  • Subalternidad-hegemonía: este eje se vincula con el grado de desnaturalización de los procesos estructurales en los discursos y las prácticas: existencia de clases sociales, de necesidades, de conflictos, de inequidad económica, de desigualdad social y de opresiones de clase, género y etnia.
  • Liberación-alienación: este eje remite a la presencia o no de desarrollos que permitan subvertir las relaciones sociales hegemónicas a través de la creación de formas alternativas humanizantes, o a la reproducción de las relaciones vigentes de subordinación.

Zaldúa, Graciela; Sopransi, María Belén; Veloso, Verónica

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